La nueva precariedad socialista: 131.000 personas han firmado más de un contrato indefinido este verano
La campaña de verano era la prueba de fuego para la reforma laboral de Yolanda Díaz, y lo cierto es que no la ha superado. En junio, julio y agosto, meses caracterizados por una fuerte contratación temporal por el turismo, 131.000 personas han firmado más de un contrato indefinido. Esto supone que las empresas se ven obligadas a utilizar contratos fijos para actividades temporales, utilizando la firma de indefinidos de manera recurrente, encadenando contrataciones y despidos.
Una cifra que se ha ido incrementando conforme las necesidades del mercado de trabajo: en el mes de mayo, 37.000 personas firmaron más de un contrato indefinido, cifra que ascendió a 41.000 en el mes de junio por el inicio de la campaña estival y los refuerzos necesarios para la campaña turística que continuaron en el mes de julio con otras 30.000 personas. En el mes de agosto, más de 60.000 personas han encadenado contratos indefinidos, lo que hace que en los últimos meses más de 175.000 hayan firmado más de un contrato de estas características, según Randstad Reseach.
“Es cierto que agosto es mes de subida de paro, también en industria con el fin de los contratos de verano. Pero se demuestra con esta nueva subida que cambiar el nombre del contrato, de temporal a indefinido, es un lavado de cara que, a la hora de la verdad, no cambia las mecánicas de contratación. Así, se han firmado 506.731 contratos indefinidos, pero el paro sube en 40.428. Si la firma de un contrato indefinido fuera de verdad la creación de un puesto de trabajo, el paro, obviamente, descendería”, explica el secretario general de USO, Joaquín Pérez.
En esta línea, Pérez recuerda que “del total de indefinidos, prácticamente dos quintos son fijos discontinuos, igual que de jornada completa. Y el resto, a tiempo parcial. Otros son aún conversiones de contratos que ya no deberían existir, como 80.000 por obra y servicio, o circunstancias de la producción, que llevan medio año obsoletos y se están convirtiendo con retraso. La no reforma laboral pincha”.
Más de 1,2 millones fuera de las cifras del paro
El mismo problema con otro nombre. Yolanda Díaz ha maquillado bajo el término fijos discontinuos una temporalidad que sigue enquistada en el mercado laboral. Desde abril, cuando finalizó la moratoria de tres meses para que las empresas obligatoriamente tuvieran que hacer fijos discontinuos a los temporales, más de 1,2 millones de personas han firmado este tipo de contrato, que significa que en los periodos que no están trabajando cuentan como ocupados en las estadísticas oficiales. Son más de un millón de personas que cuando termine su contrato, no serán parados durante el tiempo que no trabajan, como ocurría antes de la contrarreforma laboral de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.
Según los datos del SEPE, sólo en agosto se han firmado más de 170.000 contratos fijos discontinuos, de un total de 506.731 contratos indefinidos sellados. Sumados a los 800.000 firmados entre abril y junio, más de 1,2 millones de trabajadores quedarán en el limbo de las estadísticas, fuera de las cifras de parados. En concreto, ingresarán a las listas de los llamados Denos, demandantes de empleo no ocupados, que no cuentan como desempleados.
Al margen de la batalla política, los expertos coinciden en que la obligatoriedad de hacer un contrato fijo discontinuo a los temporales supone a efectos estadísticos un simple cambio de nombre. Se va a trabajar el mismo tiempo que antes -tendrá más cobertura-, pero la realidad es que cuando no trabajen no contarán como parados. Eso impide una comparación homogénea con años anteriores e infla los efectos en la temporalidad de la reforma laboral.